El compromiso matrimonial

Cada uno de los futuros contrayentes elige el regalo que le va a hacer el otro, por lo que conviene tener en cuenta sus posibilidades económicas o darle a elegir entre una serie de objetos previamente seleccionados.

En España lo más tradicional era regalar a la novia una pulsera de brillantes para sellar el compromiso, pero en la actualidad esta joya ha sido ampliamente desplazada por el anillo. Para el novio se optaba por un reloj, unos gemelos, un alfiler de corbata o similar, aunque cada vez se tiende más a sustituir estos regalos por otros más acordes con el gusto de los novios, sobre todo el de él (un cuadro, una cadena musical, libros de bibliófilo, una cámara de vídeo...).



El anillo suele ser de oro o platino con una o más piedras preciosas. Casi todas ellas tienen su simbología y además corresponden a un mes del calendario, lo que se puede tener en cuenta a la hora de elegir el regalo. Los anillos más usuales tienen forma de solitario o alianza, pero cada vez se otorga un papel más importante a la imaginación. El brillante es el rey por sus connotaciones de compromiso duradero, amor eterno y remedio de amores desgraciados, y esto no sólo en España, sino también en países como Estados Unidos y Japón. Pero, según la leyenda, para que sus efectos benéficos surtan efecto, debe regalarse con amor y adquirirse por medios lícitos.

Simbología de las joyas

Aguamarina: coraje

Amatista: sinceridad

Diamante: eternidad e inocencia

Esmeralda: felicidad

Granate: firmeza

Lapislázuli: éxito

Peridoto: alegría

Perlas: belleza

Rubí: amor

Topacio: fidelidad

Zafiro: sabiduría

Muchos establecimientos cuentan con un amplio muestrario adaptado a todos los presupuestos y ofrecen facilidades de pago, pero a la hora de comprar un diamante lo principal es elegir una joyería de toda confianza. Su precio dependerá de su color, claridad o pureza, corte o talla y quilate. La tendencia más actual apuesta por montarlos en oro blanco o platino, con lo que el diamante presente mayor brillo. Algunos profesionales ofrecen anillos que más tarde pueden encajar con la alianza.

Sólo los novios suelen intercambiarse regalos en la petición de mano, para no eclipsar su significado, pero si alguno de los invitados quiere obsequiarles con un detalle, éste debe ser de poco valor.



La costumbre de sellar el compromiso con un anillo es antiquísima. Se cree que ya existía entre los antiguos egipcios, que atribuían al círculo propiedades mágico-religiosas, y al ser una línea sin principio ni fin era símbolo de eternidad. También aparece en las ceremonias de esponsales de los antiguos hebreos, griegos y romanos. Al principio era de hierro, y con el tiempo se le fueron añadiendo una o más piedras. El oro fue preceptivo a partir de la Edad Media, para que sirviera de garantía del compromiso. Por último el anillo de brillantes viene de la Italia del Cuattrocento y su simbología está relacionada con sus propiedades de dureza e inalterabilidad.



Inmediatamente después de la petición, los novios, ayudados por sus padres, deben dar la noticia del compromiso a los demás familiares y amigos que no estén al corriente de la misma para evitar que puedan molestarse por no haber sido informados personalmente. En caso de seguir los trámites más formales pueden encargarse unos tarjetones similares a los de la participación de boda en los cuales los padres manifiesten su complacencia por hacerles partícipes del compromiso matrimonial de sus hijos. No obstante, cuando los parientes y amigos son pocos lo más habitual es recurrir al teléfono. En algunas ciudades puede publicarse el compromiso en los ecos de sociedad. Si es usted una persona en la que la prensa tenga especial interés, algún reportero se ocupará de llamarle para pedirle la confirmación o una entrevista para alguna revista de las llamadas del corazón.
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