La lista de boda

Las listas de boda, en las que los novios eligen regalos muy variados en uno o más establecimientos, son muy prácticas, pues facilitan la tarea a los invitados y evitan la frecuente repetición de determinados objetos. Además permiten a los novios equipar su casa y decorarla a su gusto.

En una lista de boda puede haber toda clase de objetos, de uso doméstico unos, de decoración o aficiones de los novios otros, y de los precios más variados. Es una buena idea incluir en la lista de boda aquellos artículos que los novios no pueden permitirse pero les gustaría tener, a excepción de joyas, pieles, lencería íntima u otros excesivamente personales.



Normalmente son las mismas tiendas, a las que los novios han facilitado una relación de sus invitados, las que envían una tarjeta informando de que cuentan con una selección de regalos elegidos por éstos. En otras ocasiones piden a los novios que incluyan en la invitación la relación de establecimientos en los que han elaborado su lista de bodas. Esta última opción no es de muy buen gusto y puede suponer un compromiso molesto para los invitados, por lo que debe rechazarse.

De hecho, la lista de boda, aunque resulta muy práctica para novios e invitados, todavía no es aceptada por todo el mundo, pues permite saber exactamente el precio del regalo. En cualquier caso, por consideración a los invitados debe ser real, y no se llenará de artículos que no se piensen conservar para cambiarlos por otros más tarde.

El hecho de que los novios hayan confeccionado una lista de boda no obliga en absoluto a acudir a ella. Algunas personas prefieren hacer un regalo especial elegido con cuidado en un anticuario o cualquier otro sitio. También es correcto que varias personas se unan para regalar a los novios algo de mayor valor. En este sentido la libertad es total.



Otra innovación que está ganando terreno es la de costear una parte o todo el viaje de novios que se haya encargado en una agencia, o incluso abrir una cuenta corriente en un banco para que los invitados que así lo deseen ingresen la cantidad que estimen oportuna. Tampoco esta opción es aceptada por todo el mundo, por lo que conviene informar de ella sólo a aquellas personas muy cercanas a las que se esté seguro de no incomodar, y, a ser posible, a través de terceros.



Los regalos se envían al domicilio del miembro de la pareja que tenga mayor relación con el invitado, acompañados de una tarjeta de felicitación manuscrita en la que se indique el nombre del remitente, y siempre antes de la ceremonia. No se debe acudir a la boda con el regalo en mano, pues resultaría muy incómodo para la pareja y su familia.

Los novios tienen que agradecer los regalos cuanto antes con una nota manuscrita en la que se haga referencia al objeto en cuestión y lo mucho que les ha gustado. El sobre también ha de escribirse a mano. Sólo cuando exista una relación muy familiar con el invitado se podrá agradecer su presente mediante una llamada telefónica.



Debe guardarse una relación de los regalos recibidos y sus remitentes, sobre todo cuando son muchos. De este modo, cuando los recién casados reciban visitas de sus familiares y amigos, podrán hacer mención de su regalo, enseñárselo y expresarles de nuevo su satisfacción.

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